“No encares este mundo con temor y rechazo.
Afronta con valor, todo lo que los Dioses te
ofrecen”
-Morihei Ueshiba -
Rechazo, ese miedo superable
Existen
ocasiones, en las que quizás sin saber bien por qué, podemos sentirnos
sumamente nerviosas hasta casi paralizadas ante un encuentro social. Quizás se
trate de una reunión de trabajo donde tienes que exponer un proyecto, o tal vez
acudas a una cita.
Quienes
experimentan frecuentemente miedo al rechazo, mencionan temor a no saber cómo comunicar
ideas correctamente, no ser comprendidas, hacer o decir algo incorrecto, quedar
en ridículo, sentirse expuestas, entre otros aspectos. Todo lo cual, se
relaciona con una búsqueda de aprobación ajena para sentirnos bien.
La
raíz del miedo al rechazo en una situación social, puede ubicarse en diferentes
etapas de la vida. Entre las causas más comunes, se encuentra en primer lugar,
escasa atención de los padres durante la infancia. Al contar con poca
contención por parte de figuras importantes y cercanas del núcleo familiar, es
común que existan dificultades para incorporar modelos que ayuden a ganar
seguridad. Por otro lado, se encuentran las experiencias traumáticas,
comprendiendo situaciones de rechazo difíciles de procesar, como el
hostigamiento frecuente en la etapa primaria del colegio y posteriormente la
etapa secundaria de la adolescencia. A su vez, puede citarse también el muy
escaso contacto social desde la infancia, ya que al no participar en
actividades que impliquen interacción será muy común sentir incomodidad ante
las mismas posteriormente.
Quien
experimenta frecuentemente este temor, suele pensar que concordar con lo que la
mayoría opine o decida la ayudará a sentirse más a gusto en un grupo, pudiendo
así apartarse de los propios deseos en pos de complacer a los otros. En
realidad esto tiene un efecto contrario, ya que el no sentirnos leales a
nosotras mismas genera un estado emocional de incomodidad, haciéndonos incluso más sensibles a las
críticas y la frustración.
El frecuente miedo al rechazo tiene efectos perjudiciales en distintas áreas de la vida como, la laboral, siendo un importante obstáculo para avanzar, o la amorosa en la que se suele pensar que la pareja nos dejará por alguien más interesante.
Darle
demasiada importancia a la opinión ajena resulta muy dañino, así como también
lo sería no considerarla en absoluto. Como en muchas otras áreas de la vida, aquí, también
es necesario hallar un equilibrio, el primer paso es reconocer ese gran temor.
Admitir que no se trata de situaciones aisladas, que cada dos por tres
encontramos alguna excusa para evadir una reunión o pasar más desapercibidas y
que ello nos afecta.
El
miedo al rechazo, suele mantenerse basado en juicios que hacemos sobre nosotras
mismas, en una focalización y exageración de nuestros defectos, y minimización
de nuestras virtudes. En las sesiones de Coaching para la Mujer que realizo, se trabaja con estrategias
adaptadas específicas para cada clienta, sin embargo en líneas generales se
trabaja en pos a :
- Enfrentar los problemas
- Cuestionar el temor
- Modificar ideas irracionales sobre nosotras y los demás.
La dependencia de la aprobación ajena, está relacionada con la falta de autoestima, por tanto es necesario y recomendable trabajar sobre la misma.
El proceso de cambio implica conocernos más, sentirnos mejor con nosotras mismas,
aprender a aprovechar los errores como oportunidades de aprendizaje sin
culpabilizarnos, reconocer que también podemos hacer aportes importantes e
interesantes, aplicar un optimismo inteligente, dejar de buscar aprobación,
perder el temor a las críticas, decir libremente lo que pensamos, entre otros
aspectos, todo conlleva a vivir una vida más plena.
Conforme
vayas superando el miedo al rechazo, verás que de forma natural te irás
relacionando socialmente sin proponértelo.