"La felicidad es interior, no exterior; por tanto no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos". (Pablo Neruda)
En el comportamiento humano, pasamos por tres formas de presentarnos ante los demás y esto tiene relación directa con nuestras características personales, adquiridas en nuestra formación y relaciones sociales, familiares, educativas, por tradición. Y hasta nuestra espiritualidad.
Estas tres formas son las siguientes:
El ser básico:
Es esa parte de nosotras que basa sus acciones en las emociones y los sentimientos. También es aquella que nos da la energía para actuar, es la parte donde encontramos la motivación y el entusiasmo. Cuando actuamos bajo su influjo, nuestro comportamiento se asemeja al de una niña en cuanto a la respuesta, frente a un estímulo, genuino y a veces irreflexivo.
El ser racional:
Es esa parte de nosotras que es metódica y analítica y por eso sus respuestas se fundamentan en los pensamientos y el análisis. El ser racional, se basa en las creencias, los conceptos aprendidos y las expectativas que poseemos. Cuando actuamos bajo su influjo, nuestras respuestas son el fruto de decisiones bien tomadas. Nos sentimos enfocadas, inteligentes y maduras en nuestras actuaciones.
El ser superior:
Es la parte de nosotras que está ubicada en la intuición, la inspiración y la creatividad. El ser superior se diferencia del ser racional y del ser básico, porque no está dirigido por las emociones, sentimientos, ni aún por los pensamientos.
Cuando actuamos bajo el influjo del ser superior, conseguimos nuestras mejores creaciones, diseños, inventos. Es ese algo que nos impulsa a producir aquello que no existe.
En todos los momentos de nuestra existencia estamos permanentemente bajo la influencia de estos tres seres de manera alternada, es decir, nuestro comportamiento no está afectado por un sólo ser, pero se puede presentar según nuestra madurez, crecimiento y desarrollo, que uno de estos seres predomine y se haga más notorio en nuestras relaciones con los demás.
Cada una de nosotras debe tomar conciencia de sus emociones, actitudes, sentimientos e intenciones. No habrá otra manera de conocer cómo afectan éstas, es nuestras relaciones.
El conocimiento personal y la aceptación de sí misma, sus valores y cualidades, sus defectos y limitaciones, son indispensables para poder establecer una buena relación con los demás.
Esto solo se logra mediante el esfuerzo y ejercicio, dedicados conscientemente para lograrlo.
Trabajar en la aceptación y conocimiento personal requiere de mucha valentía, ya que nos podemos sentir temerosas a encontrar cosas que nos desagraden. Y menos que los demás las conozcan.
Te invito y animo a que comiences a poner en práctica, estos conocimientos que ya vas adquiriendo.
¡¡ Sé Valiente !!
Te invito y animo a que comiences a poner en práctica, estos conocimientos que ya vas adquiriendo.
¡¡ Sé Valiente !!